En la Argentina de los años 50, se nos presenta a una familia de clase media alta, formada por los hijos de un exiliado español durante la Guerra Civil. El fallecimiento del padre, y el de la madre mucho tiempo atrás, marca el ambiente familiar y permite ver la actitud de cada uno de los personajes ante las ausencias y el devenir de la vida. Los miedos, ilusiones y preocupaciones de cada uno de los personajes invitan al público a adentrarse en un mundo sumido en la nostalgia, melancolía e insatisfacción y a reflexionar sobre la complejidad del ser humano en cualquier momento de la historia.
Traer una obra de comienzos del siglo XX, como lo es “Las tres hermanas”, a la actualidad, supone que el público actual pueda encontrar un sentido en ella. Manteniendo la esencia de la obra, la hemos contextualizado de manera que la atmósfera resulte tan cercana y conocida para el espectador, como son las consecuencias de un cambio social y de mentalidad que se dio tras la Guerra Civil, acontecimiento que es reciente en la memoria de nuestra cultura.
¿Estaremos en el lugar que nos corresponde? Es una de las preguntas que caracteriza a esta obra. El orden social puede limitar y dificultar el llevar una vida lejos de lo establecido, como en este caso viajar a un país en el que rige una dictadura o ser una mujer independiente. Sin embargo, los impedimentos van más allá de lo que nos rodea y los mayores conflictos se encuentran dentro de uno mismo.
Los personajes de Todo está allí , apenas salen de su casa y son capaces de plantearse estas dudas, lo que no significa que las resuelvan. Irónicamente, el mundo pequeño que debería existir entre cuatro paredes es el mundo que pesa sobre sus hombros. Vivimos nostalgia, melancolía y frustraciones, pero esta obra llega más lejos. Nos habla del amor de distintos tipos, de la identidad, de la muerte, también de la dignidad, en resumen, temas universales que podemos encontrar en cada uno de nosotros.